La Alhambra
Si el Albaicín resulta espectacular y secreto durante el día, la noche no puede ser más enigmática, y más si es de luna oscura.
Contemplada desde el Cubo de la Alhambra, uno puede creer que está ante un lago, en cuya imaginaria superficie se proyectan las estrellas del firmamento. De ahí el porqué de llamar poéticamente a este barrio Bajo Cielo.
Se trataba de una ciudad dentro de otra ciudad, de marcado sello andalusí, donde discurrió buena parte de la historia de Granada.
«Soy corona en la frente de mi puerta.
Envidia al Occidente en mi él Oriente.
Siempre estoy esperando ver el rostro
del rey alba que muestra el horizonte».
Torres cuadradas y rojas, arlequines en escena de un drama azul que se estrena sobre el verde de las hojas».
Asombrado por la finura de Al-Andalus que es como la piel de una gacela dormida le pregunté al maestro Abu Ahmad Ibn Sa'idy él me respondió:
Es una idea antigua mantenida por los sabios de Persépolis, que la tierra es un animal que se alimenta con la boca en Bagdad, los ojos en Damasco y el ano en el país de los frany.
No te sorprendas pues de la dulzura del paisaje porque Granada cae a la altura del corazón.
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